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15 de junio de 2020

Vampiros en la literatura y la cultura popular

El mito sobre los vampiros es de los más conocidos en la cultura popular debido a la innumerable cantidad de reproducciones artísticas que ha tenido (literatura, cine, teatro, televisión) y sobre el que ha sucedido un hecho curioso en el que el folclore original derivó en una época en la que proliferó en cuentos y novelas, y estos a su vez realimentaron el mito otorgándole los atributos y características físicas con los que los identificamos hoy en día.

Desde la antiguedad, la sangre ha sido considerada como la esencia de la vida, el vehículo del alma y la mayor fuerza vital. Con la carencia de conocimientos médicos en la época, la sangre se utilizó como remedio para curar ya sea ingiriéndola o aplicándola sobre la piel. Estas creencias combinadas con el miedo natural a la muerte han llevado al deseo por la inmortalidad y la juventud eterna, y a su vez al uso de métodos que incluían a la sangre como un ingrediente fundamental.

Algunos de los personajes de la historia que pudieron servir para fomentar aún más estos mitos fueron los del príncipe Vlad Draculea y la condesa Isabel Bathory cuyas prácticas sangrientas sirvieron de base para historias de vampiros. Vlad Draculea o Vlad Tepes "El empalador" (Rumania, 1431-1476) fue un príncipe de Valaquia famoso por utilizar el empalamiento como castigo para sus enemigos, además de ser un gobernante sanguinario, siempre inmerso en la guerra y la muerte.


La leyenda cuenta que Isabel Bathory "La Condesa sangrienta" (Hungría, 1560-1614), fue maldita por una anciana que le dijo que envejecería. En una ocasión, a modo de castigo, le propinó una cachetada a una de sus sirvientas lo que le provocó un pequeño sangrado que salpicó a la condesa, ella notó que ahí donde la sangre estuvo en contacto con su piel desaparecieron las arrugas, encontrando la solución a su vejez.

A partir de ahí la condesa comenzaría a conseguir sirvientas y después pupilas para torturarlas y extraer de ellas la sangre, se cree que utilizó la "Doncella de hierro" para obtener la sangre y así poder bañarse en ella, o por lo menos aplicarla en todo su cuerpo. Su historia motivaría la escritura de Carmilla (1872) por Sheridan Le Fanu.


Ya con estos antecedentes y además otros sucesos paranormales que no se podían explicar en el siglo XVII como muertes y desapariciones misteriosas provocadas quizás por epidemias, la zona de los bosques de Transilvania en el corazón de los Cárpatos fueron el lugar perfecto para rumores y posteriormente escenificaron obras literarias como La dama pálida (1849) y El castillo de los Cárpatos (1892) de Alejandro Dumas y Julio Verne, respectivamente.

La consagración del género vampírico llegó con la obra Drácula (1897) de Bram Stoker que se cree pudo estar influenciada por la persona de Vlad y que tomó características del vampiro definidas en obras previas como El vampiro (1819) de John William Polidori donde el protagonista es un aristócrata con grandes posesiones como castillos además de contar con poderes sobrenaturales, y Varney el vampiro (1847) de James Malcolm Rymer donde se describen los colmillos, poderes hipnóticos y fuerza sobrehumana.

Fue hasta el año de 1922 cuando los vampiros llegaron al cine con la película alemana Nosferatu, adaptación del Drácula de Bram Stoker cuyo nombre y apariencia física fueron modificados para no infringir derechos de autor. Con sus Crónicas Vampíricas (1976), Anne Rice y sus adaptaciones fílmicas llegarían a resucitar y enriquecer el mito vampírico.


El género vampírico toca temas existenciales como el bien contra el mal, la vida y la muerte, la vitalidad y la decadencia. Esto ha llevado a los protagonistas de estas historias a preguntarse ¿Qué hay después de la muerte? ¿Cuáles serían las consecuencias de no morir nunca? ¿Es conveniente buscar la inmortalidad dando a cambio otros bienes preciados?

¿Ustedes qué opinan sobre los vampiros? Cuenténme en los comentarios.

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